Cuando pienso en cambiar hábitos, a menudo uso la metáfora de la microbiota : el ecosistema de bacterias que vive en nuestro intestino e influye en nuestra salud, estado de ánimo y energía.
Para añadir bacterias beneficiosas a tu microbiota, primero necesitas liberar espacio eliminando las malas. Tomar probióticos cuando tu intestino ya está saturado de bacterias dañinas no servirá de nada; simplemente pasarán por tu organismo sin establecerse.
Lo mismo sucede cuando intentamos crear nuevos hábitos.
Si tu vida ya está llena de rutinas, tareas y comportamientos automáticos, no hay espacio para que se arraiguen nuevos hábitos enriquecedores. Primero necesitas analizar tus patrones actuales, identificar los que ya no te sirven (o incluso te perjudican, como las bacterias dañinas) y tomar la decisión consciente de dejarlos ir.
Esto requiere un poco de autodisciplina , una palabra que muchos asocian con rigidez o castigo. Sin embargo, es una idea errónea. En realidad, la autodisciplina es la clave para una vida más feliz y auténtica. Te ayuda a crear espacio para lo que realmente importa, para las cosas que aportan alegría y significado.
Como dijo bellamente Jim Rohn:
“La disciplina es el puente entre las metas y el logro”.
La disciplina no se trata de castigo: se trata de respeto propio.
Se trata de valorar tus sueños más que tu incomodidad temporal.
Comience poco a poco y vaya avanzando poco a poco.
Un buen punto de partida es observar tus hábitos matutinos y vespertinos : cómo empiezas y terminas el día. ¿Qué es lo primero que haces al despertarte y lo último antes de dormir?
¿Estas acciones contribuyen a tu bienestar? ¿Te hacen sentir con los pies en la tierra, empoderado y tranquilo?
Deslizar la pantalla del teléfono, por ejemplo, rara vez lo hace. ¿Podrías dejarlo de lado por un rato?
Tal vez puedas comenzar tu mañana respirando profundamente y agradeciendo al Universo por el día que tienes por delante.
Bebe un vaso de agua para hidratar tu cuerpo.
Estírate en la cama durante treinta segundos, permitiendo que tu cuerpo se despierte suavemente.
Por la noche, tal vez reemplace el teléfono con unas cuantas páginas de un buen libro o una reflexión tranquila sobre lo que salió bien durante el día.
Piensa en los pequeños hábitos amorosos que podrías incorporar a tu ritmo diario y comparte tus ideas a continuación.
¡Feliz creación de hábitos!
Si te sientes lista para generar un espacio de cambio, pero no sabes por dónde empezar, me encantaría guiarte en el proceso. Puedes obtener más información o contactarme para obtener apoyo aquí: Coaching de Vida Transformacional Juntas, exploraremos tus valores, eliminaremos lo que ya no te sirve y, con delicadeza, crearemos hábitos que se alineen con la vida que realmente quieres vivir.
Para mayor inspiración y herramientas prácticas, recomiendo estos dos libros poderosos:
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Atomic Habits de James Clear , una guía transformadora para comprender cómo pequeños cambios pueden conducir a resultados notables.
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Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva de Stephen R. Covey , un clásico atemporal sobre el crecimiento personal y la vida intencional.